ella se tropezó con una rama
y pensó: yo no quiero alguien que me ame
yo quiero alguien que me observe
y rió.
él caminó de noche y sintió miedo
tomó una piedra del piso
y la guardó, arma letal,
en su bolsillo,
y pensó: yo no quiero alguien que me ame
yo quiero alguien que me observe
y rió.
cuando ella tropezó con la rama
él se asustó arrojó la piedra
y ya no hubo tiempo para observarse.
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3 comentarios:
Esos encuentros inesperados, tienen, como es el caso aquí, desencles todavía más inesperados.
¡Qué bueno que sigas escribiendo, será un gusto leerte, Ama!
(desenlaces, quise decir, en mi lapsus de dislexia)
"y rió". ¡Jaaa! ¡Me mata de la risa!
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